El proyecto ha mostrado que este producto, único en el mundo, es viable
comercialmente. Las primeras unidades se han vendido en el mercado a un precio
que duplica al de los huevos tradicionales.
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Agricultores mapuches, apoyados por la Fundación
para la Innovación Agraria (FIA)
del Ministerio de Agricultura de
Chile, y coordinados por el Centro
de Educación y Tecnología para el Desarrollo del Sur (CET Sur)
,
iniciaron en el sur de Chile el rescate genético de la gallina de los
huevos azules, de crianza artesanal y ecológica que además incorpora
hierbas medicinales en su alimentación.

«El proyecto consiste en el mejoramiento genético de la raza de
la gallina mapuche, que está mezclada con las gallinas comunes de origen
europeo», explicó José Arancibia, supervisor de la Unidad
Programas y Proyectos de FIA.

La iniciativa, tiene un costo total de 87 millones de pesos chilenos (123.000 euros),
y en ella participan diez mujeres campesinas de la etnia mapuche pertenecientes
a seis localidades de las regiones sureñas del Bío-Bío
y La Araucanía.

Esta raza «ya existía» antes de la llegada de los españoles
a esta región (1536) y con el pasar los siglos la gallina mapuche se
fue mezclando con la española, con lo que en la actualidad hay algunas
que ponen huevos azules y otras no.

Pero no siempre las gallinas mapuches dan huevos azules: las llamadas «colloncas»
(sin cola, en idioma mapudungún) jamás fallan, pero las «quetros»
(con arete de pluma y cola) alternan los colores de los cascarones.

Como ambos tipos están mezclados con gallinas ponedoras de huevos blancos
o castaños, para garantizar la recuperación del gen del huevo
azul se están cruzando gallinas «quetros» y «colloncas»
en una misma población. A partir de ahí se comenzará a
llevar un registro de las características y los datos de los padres evitando
así la consanguineidad.

«Actualmente ya existe una población en desarrollo, con un manejo
artesanal de pastoreo y crianza con hierbas medicinales para el control sanitario»,
declaró Arancibia, agregando que el proyecto terminará en diciembre
del 2008.

El huevo azul de la gallina mapuche pesa lo mismo que los de otras variedades,
pero además del color se diferencia de ellos en que su cascarón
es más grueso que la de los castaños y blancos (resiste 3,1 kilogramos
por centímetro cuadrado), permitiéndole conservar su calidad por
más tiempo. La pigmentación varía del celeste claro al
verde oliva semioscuro y esto se debe a una enzima que la gallina segrega y
que transforma la hemoglobina en biliverdina.

Las primeras unidades se han vendido en el mercado local a un precio que casi
duplica el de los huevos tradicionales, cuyo valor es de 80 pesos (0,11 euros)
la unidad. A juicio de José Arancibia, el destino de los huevos debería
ser el mercado de productos «gourmet», «para gente de buen paladar».
«El huevo azul es más sano, tiene mejor sabor y su cáscara
es distinta; además, la gallina no está estresada porque vive
libremente», agregó.

Según diversos estudios, «estas gallinas tienen menos colesterol,
ya que han sido alimentadas con pasto y grano, y no con proteínas de
origen de harina de pescado u otros componentes», aseguró el especialista.

El movimiento Slow
Food

Slow Food es un movimiento internacional nacido en Italia en 1986, que se contrapone
a la comida chatarra o Fast Food. Promueve la salvaguardia de las tradiciones
gastronómicas regionales, métodos de cultivo y crianza típicas
de un territorio. Hoy agrupa a más de 80.000 personas en 104 países
de los cinco continentes.
La designación de alimento «baluarte» hecha por Slow Food busca
mantener la tradición alimentaria y las costumbres asociadas al saber
local y que involucran biodiversidad, tecnología, conocimiento y los
valores de una comunidad determinada.
Actualmente, son considerados «baluartes» en Chile la gallina mapuche
ponedora de huevos azules, el merkén, la quínoa mapuche (kinwa),
la ostra negra y la frutilla blanca.

www.FIA.cl

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