La ministra de Sanidad, Elena Salgado, rechazó ayer dar un nuevo plazo a los mataderos rurales de pequeña capacidad para adaptarse a la normativa europea de seguridad e higiene, que entró en vigor el 1 de enero, por lo que la gran mayoría está abocada a desaparecer en pocos meses.
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La ministra de Sanidad, Elena Salgado, rechazó ayer dar un nuevo plazo
a los mataderos rurales de pequeña capacidad para adaptarse a la normativa
europea de seguridad e higiene, que entró en vigor el 1 de enero, por
lo que la gran mayoría está abocada a desaparecer en pocos meses.
Esta fue la respuesta que dio la ministra al diputado de la CHA,
José Antonio Labordeta, en el pleno del Congreso, después de que
el parlamentario aragonés pidiera que se aplicara un reglamento comunitario
que ofrece a esos pequeños mataderos una nueva moratoria de cuatro años
y demandara una normativa específica para los «mataderos rurales
artesanos».
En opinión de Salgado, si los mataderos de pequeña capacidad
no han podido aplicar la normativa europea en año y medio -el plazo desde
que se aprobó el reglamento hasta su entrada en vigor- significa que
los requisitos de infraestructuras y equipamientos son imposibles de cumplir
por ellos, por lo que no tiene sentido un nuevo plazo y su futuro es un expediente.
Los requisitos sanitarios y de seguridad alimentaria, destacó, se deben
exigir por igual a todos los establecimientos, ya que su objetivo es garantizar
la protección de todos los ciudadanos con independencia de su lugar de
residencia.
Como ejemplo de establecimientos que no han podido adaptarse a las nuevas condiciones,
Salgado citó el caso de los 146 pequeños mataderos rurales aragoneses,
uno de los cuales debe ser el de Berbegal, pueblo de apenas 500 habitantes que
protagonizó la intervención de Labordeta ante el pleno, como paradigma
de una España rural que desaparece.
El diputado de la CHA narró los esfuerzos del alcalde de ese pueblo
del Somontano perteneciente a la «nueva y joven resistencia rural»,
para mantener en la localidad el cuartel de la Guardia Civil y el matadero,
que recibió la orden de cierre el pasado lunes. Labordeta, quien destacó
que «la seguridad alimentaria de la cadena rural se ha demostrado casi
infalible», recordó que esos pequeños mataderos son incluso
una atracción turística en muchas zonas del país, y criticó
a los «burócratas» de Bruselas y la «radicalidad»
de las comunidades autónomas, que han optado por ser «más
papistas que el Papa».
«Vamos a conseguir que Bruselas nos convierta a todos en albañiles»,
advirtió el diputado aragonés, tras describir cómo los
jóvenes abandonan los pueblos y sólo encuentran como salida el
mundo de la construcción.
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