Termina un mal año

Llega el final de 2021 y nos deja un poso amargo. Este año que va a ser recordado sobre todo por las dificultades de todos los ganaderos para sobrevivir entre los elevados costes de producción (especialmente por la alimentación, pero también la energía, los envases, los transportes…) y los precios de venta en origen, que no reflejan ese mayor coste de producción. Una vez más, la aplicación de la ley de la cadena es una promesa incumplida en un mercado en el que el productor juega con la des- ventaja de su nulo poder negociador ante sus proveedores y sus clientes.

En estos meses pasados tampoco conseguimos acabar con la COVID-19, que nos tiene en vilo. A cada ola de contagios que se supera sigue otra en la que no se sabe si el virus volverá con más fuerza, ni si alcanzaremos finalmente las cifras de vacunación que nos darán la deseada inmunidad de grupo, o si la enfermedad ha llegado para quedarse con nosotros. Mientras tanto, las restricciones en los movimientos, la caída del turismo y la incertidumbre empresarial y social ante una economía seriamente afectada a escala global nos hacen preguntarnos si esta es ya la “nueva normalidad”. El sector, que ha trabajado comprometido con la sociedad en estos meses, no termina de recuperar las cifras de consumo de dos años atrás, principalmente por el menor consumo de la restauración colectiva.

El 2021 ha sido muy duro también para el sector avícola en la UE por la alta incidencia de la influenza aviar, que ha impactado seriamente en las granjas de muchos países.

Los últimos casos de este otoño presagian una nueva temporada de alerta sanitaria máxima. Sin duda será la ocasión para los agoreros de turno de anunciar la próxima pandemia ligada a la ganadería.

En la UE avanzamos hacia la implementación de ese “Nuevo Pacto Verde” de la UE y de la mano de la Estrategia de la Granja a la Mesa, que nos recuerda que, ante todo, debemos ser sostenibles, y también producir más alimentos ecológicos… ¡a ver cómo lo logramos! Por no hablar de la decisión de los europarlamentarios y de la Comisión de terminar en unos años con las jaulas y hacer de la UE el paraíso del bienestar animal. El camino parece claro, pero no han presentado una evaluación de impacto para una propuesta tan ambiciosa, ni han definido las ayudas disponibles para la reconversión. España es uno de los países más afectados por esta iniciativa y debe estar alerta sobre cómo se implantará.

INPROVO ha tenido un año de gran actividad, en el que el sector sigue avanzando con la puesta en marcha de las acciones previstas en la extensión de norma. Son proyectos relevantes para todos los operadores: estudios de mercado, información sectorial, comunicación, innovación y búsqueda de palancas para posicionar mejor el huevo y al sector. En 2022 arrancará la campaña de comunicación que esperamos ayude a mejorar las ventas y la imagen del huevo. Confiamos en que el año nuevo sea más propicio para nuestro sector. Estamos trabajando duro para que así sea.

¡Muy felices fiestas y próspero 2022 para toda la Gente del Huevo!

 

 

María del Mar Fernández Poza
Directora de ASEPRHU

 

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