La avicultura argentina cerrará el 2019 con un altísimo consumo interno y mejores exportaciones
El Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (Cepa) de la Argentina ha revisado los números del sector, que ya puede dar cerrado el año 2019 porque están ingresando a las granjas los pollos que se venderán en enero de 2020. En ese balance crecerán la producción, el consumo interno y las exportaciones, después de un leve retroceso productivo registrado en 2018.
Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (Cepa), revisó los números del sector y comentó que “La oferta se sostiene y se mantiene muy fuerte. En este momento estamos ingresando los pollos que saldrán en enero. Así que toda la producción de este año ya está jugada. Dentro de eso, terminaremos con 6,5% más de unidades faenadas respecto del año pasado, con un consumo en el orden de los 47 kilos por habitante por año y con exportaciones bastante más arriba de lo previsto”, resumió Domenech.
En diálogo con la publicación Bichos de Campo, el presidente de Cepa precisó que en materia de comercio exterior, “el año pasado hicimos 210.000 toneladas y para este año preveíamos cerca de 230.000 toneladas, es decir un crecimiento del 10%. Pero acumulando lo que llevamos este año y sosteniendo los embarques de los últimos tres meses, estaremos como mínimo en el orden de las 270.000 toneladas, casi 25% más que el año pasado”.
Según los datos oficiales disponibles, entre enero y agosto se llevaban producidas 1.449.000 toneladas de carne de pollo, de las que se habían exportado unas 163 mil toneladas, por más de 200 millones de dólares. El consumo interno, en tanto, había absorbido en los ocho primeros meses del año 1,29 millones de toneladas, y crecía un 3%. Por habitante, eso equivalía a 43 kilos anuales per cápita, pero creciendo fuerte en los meses más recientes.
Domenech sostuvo que hay oportunidades muy firmes de llegar a un consumo de 47 kilos anuales de pollo por habitante a fines de 2019, debido a que se está sustituyendo mucha carne vacuna de las dietas locales.
Según el dirigente empresario, hay 7 kilos menos de consumo de carne vacuna respecto de 2019. “Nosotros, como mínimo, hemos tomado 2 kilos de eso, y el resto lo tomó el cerdo, las pastas, verduras y demás. Hay un espacio, y eso nos posibilitó no perder lugar en el mercado interno”, evaluó.
Entonces, ¿Es un buen año para la avicultura? Domenech respondió que “tuvimos tres meses muy difíciles durante el primer semestre, porque había un exceso de oferta. La avicultura es tan dinámica. La realidad es que hemos podido llevarla de una u otra forma, con mucho sacrificio de parte de toda la cadena de producción, arrancando por los integrados, y siguiendo por los proveedores que también tuvieron que hacer su esfuerzo”.
Según el presidente de CEPA, el objetivo de las empresas avícolas “era no perder espacio en el mercado interno, que es sumamente importante”, ya que “dentro de la Mesa de las Carnes, ha quedado en evidencia que no somos más carnes en competencia, sino que somos carnes complementarias”.
Estos altos niveles de consumo de pollo (hasta 2014 nunca antes se habían superado los 40 kilos anuales por habitante) se registran a pesar de un fuerte alza de los precios.
En el último informe mensual de precios de la carne vacuna en Capital Federal y Gran Buenos Aires que releva el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), se destacó que en lo que va de 2019 la carne vacuna subió 43,6%, por debajo del 53,1% del pollo y 46,6% del cerdo. Pero en el rubro avícola los precios se dispararon 12% solamente en septiembre.
Domenech dijo al respecto que el precio del pollo a salida de fábrica “es de 60 a 61 pesos más IVA, lo que da un costo (mayorista) de 66 a 70 pesos en el mejor de los casos”. Esto equivale a un valor para cajón de 20 kilos cercano a los 1.400 pesos”.
“Nosotros siempre manejamos lo que es el salido de fábrica. Después, en la cadena comercial,hay momentos en que se ve que la suprema al consumidor está demasiado alta con relación a como sale de fábrica, pero en compensación la pata muslo está tremendamente baja”, explicó el dirigente avícola.
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