En China, la mala reputación en cuanto a la seguridad alimentaria en la producción avícola – los brotes de la influenza aviar y la venta de huevos falsificados – ha creado mucha desconfianza en los consumidores, obligando a las empresas procesadoras de alimentos a buscar formas novedosas para destacar la integridad de sus productos.

Pero pocos han llegado a tales extremos como la compañía avícola Charoen Pokphand Group, que utiliza una flota de robots para convencer a los clientes de que sus aves están sanas. Los 18 robots se encargan de recorrer los pasillos de las granjas avícolas para estudiar la temperatura y movimientos de las gallinas ponedoras en todo momento así permitiendo a los operarios humanos a detectar posibles enfermedades que contagiarían al resto de las gallinas.

Charoen Pokphand Group, la empresa tailandesa que se dedica a la producción y distribución de productos alimenticios y el tercer productor de carne de ave de China, hace uso de estos robots en su planta de Pinggu, al nordeste de Beijing, en donde se producen 2,4 millones de huevos al día. Es una importante técnica para diferenciarse del resto de los competidores en un sector muy caótico en China, pues cientos de miles de pequeños productores producen y venden huevos y carne con escaso (o incluso ningún) control sanitario. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud trata de controlar este problema en China que hace que 125 millones de personas estén enfermas por causas relacionadas con el consumo de estos productos y que 50.000 de ellas mueran al año.

Es una importante técnica para diferenciarse del resto de los competidores en un sector muy caótico en China, pues cientos de miles de pequeños productores producen y venden huevos y carne con escaso (o incluso ningún) control sanitario.

robot gallinas

El objetivo es reducir los brotes de la influenza aviar y enfermedades transmitidas por alimentos que afectan a la industria avícola que se espera alcance los $ 138.2 mil millones en ingresos dentro de cinco años. Según el vicepresidente de la unidad china de agronegocios de Charoen Pokphand Group, Xie Yi, «la seguridad alimentaria es un problema importante en China». «Queremos controlar toda la cadena desde la granja hasta la mesa. Los problemas en este sector a veces implican errores humanos, así que la automatización completa aumenta el nivel de seguridad», explicó.

Cerca de 3 millones de gallinas ponedoras de esta empresa reciben un chequeo diario por parte de estas máquinas llamadas «robots niñeras», que van monitorizando todas las jaulas y cintas transportadoras en las que se encuentran las gallinas y sus huevos y hacen uso de sus sensores para establecer si hay gallinas que no estén a la temperatura «normal» de 41 °C o que no se muevan (de hecho, sacan seis imágenes por segundo para detectar esa falta de movimiento).

En caso de detectar una gallina con problemas, la solución es bastante peculiar, pues se la usan como alimento para decenas de cocodrilos que crecen para que luego su piel también se venda en el mercado.

En caso de detectar una gallina con problemas, se la usan como alimento para cocodrilos cuya piel luego se vende en el mercado.

China es el mayor productor mundial de huevos y el segundo mayor productor de pollos después de los Estados Unidos. El sector avícola en el gigante asiático – incluyendo pollos, patos, gansos avestruces y codornices – generó unos ingresos estimados en $ 100.700 millones el año pasado.

 

 

 

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