Editorial: La carne, ¿en la picota?

 

Por más que puede haber quienes no estén de acuerdo en que hayamos abordado este tema, creemos que en la parte que, como avicultores nos afecta, bien podemos hacer oír nuestra voz en torno a algunas de los aspectos que en los últimos tiempos han puesto el consumo de carne en la picota.

El tema, desde luego, no es nuevo pues todos habremos conocido a algún “vegetariano” antiguo que, no aceptando ningún tipo de carne, prefería otras fuentes proteicas del campo en su menú. E igualmente a los más modernos “veganos”, con su absoluto rechazo a todo producto de origen animal. Pues, al fin y al cabo, como dice el refranero “sobre gustos no hay nada escrito” y allá unos y otros, con sus preferencias pues ¿quién puede alzar la mano diciendo que no tiene ninguna “manía”?

Pero esto es una cosa, ya bien sabida, y otra la campaña que, desde distintos ángulos, se ha creado últimamente en contra del consumo de todo tipo de carnes, desde el gran chuletón de vacuno hasta las modestas alitas de pollo. Sin ir más lejos, incluso se puede entender que un suizo pague hasta algo más del doble por un kilo de carne de vacuno que lo que paga de promedio un ciudadano comunitario – porque vive en un país rico que ha renunciado a las producciones ganaderas masivas –, aunque no que, en Alemania, los “verdes” hayan propuesto un impuesto especial a todas las carnes porque, según dicen,” ello permitiría mejorar el bienestar animal” …..

Mientras tanto, raro es el día en que no aparece en los medios alguna noticia relacionada con unos alimentos veganos, unas hamburguesas vegetales, una nueva proteína de laboratorio o, en resumen, una “carne” cultivada, que se nos pretende ofrecer como más sana, más económica, que no requiere el sacrificio de unos animales, etc. Y lo malo, para el ganadero en particular y para la sociedad en general, es que el consumo de tales “sucedáneos” – pues no se nos ocurre otra forma de llamarlos – vaya en aumento, a la par que las acciones de las fábricas elaboradoras.

En medio de todo ello, lo que nos faltaba ahora es que un ministro del actual Gobierno – y nada menos que el de consumo – haya terciado en el tema con una serie de afirmaciones erróneas o desenfocadas, para aconsejar un menor consumo de carne en general. Porque el decir que un consumo excesivo de ella conlleva un aumento de enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer, que para producir 1 kg de ella se requieren 15 t de agua, que para su producción se abusa de los antibióticos, que el ganado es responsable de una parte significativa de los gases de efecto invernadero, etc. no es más que una irresponsabilidad de alguien que nos sorprende que pueda ocupar el cargo que detenta.

En este contexto, no es de extrañar la dura contestación que han tenido esas desafortunadas manifestaciones por parte de 6 Organizaciones Interprofesionales, incluida la avícola – representada por AVIANZA – aportando la adecuada información para rebatirlas, punto por punto. Porque, aparte de tener que recordar que los avances en el desarrollo de la humanidad han ido unidos a un aumento en el consumo de carne y productos proteicos, no puede olvidarse que las producciones cárnicas están siendo uno de los pilares económicos más importantes en el desarrllo de nuestra economía y, particularmente en los avances conseguidos en nuestro comercio exterior.

 

Federico Castelló
Real Escuela de Avicultura

 

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