Gran problema: solución simple

Una planta de incubación se puso en contacto conmigo recientemente sobre un problema preocupante: el 3-5 % de los pollitos recién entregados estaban muriendo durante sus primeros 3-5 días en la granja. Cuando llegué a aquella, las cajas de pollitos estaban siendo cargadas en un camión e incluso antes de entrar en la incubadora el ruido era ensordecedor.

El gerente de la planta me mostró toda la instalación, que estaba bien organizada y limpia, con la ruta hasta la sala de envíos sencilla y lógica. Me di cuenta, sin embargo, que la mayoría de las puertas estaban abiertas, mientras que yo habría esperado que estuvieran cerradas. La sala de procesado de los pollitos estaba separada de la habitación en donde estos se contaban, se colocaban en las cajas y se vacunaban por aerosol.

Me quedé un rato en la sala de procesado de los pollitos, observando la selección y la salida de estos. El olor era fresco, los pollitos se veían bien y estaban tranquilos. También me di cuenta de que las cáscaras estaban limpias, una indicación de que el período de incubación era correcto.

Los pollitos de calidad y vendibles que habían sido seleccionados estaban siendo colocados en una cinta transportadora, que los trasladaba a la habitación de al lado, donde se contaban, y vacunaban.

Después de salir de la sala de procesado, donde las condiciones de temperatura y humedad eran confortables, el entrar en la sala de envíos fue un choque. Mi reacción inmediata fue que “algo está mal aquí”. En primer lugar, estaba el ruido abrumador que hacían los politos en las cajas de transporte apiladas en los carros, a la espera de ser trasladados a la sala de espera de al lado. En una inspección más minuciosa pude ver que los pollitos recientemente vacunados estaban empapados, todos juntos y acurrucados, y sus pies se notaban muy fríos. Para empeorar las cosas, el carro se había dejado directamente bajo una corriente de aire frío, originado por un gran ventilador situado en la esquina de la sala de vacunación. Y en la sala de espera, la temperatura también era demasiado baja para los pollitos que todavía estaban húmedos por la vacunación.

¡No es de extrañar que los pollitos no estuvieran contentos y que estuvieran haciendo tanto ruido!

No me llevó mucho tiempo averiguar qué es lo que estaba mal en esta planta.

Los altos niveles de mortalidad precoz durante su primera semana en la granja se debieron a que el spray de vacunación era demasiado pesado, y los pollitos mojados y subenfriados estaban expuestos a una corriente de aire frío de la ventilación y las puertas abiertas.

Afortunadamente, el técnico de incubación se dio cuenta del error de vacunación él mismo, diciendo: «Sólo me ocupará unos minutos cambiar la boquilla por otra con una nebulización más fina». Y también redujo la presión del líquido, de modo que las gotas no fueran demasiado finas y para reducir la cantidad de agua rociada en las cajas de pollitos. Con ello, los pollitos estaban solo húmedos después de haber sido rociados en vez de estar empapados.

En la tranquilidad de la cantina de la planta evaluamos el problema de la mortalidad temprana. El gerente de la incubadora concluyó que la mortalidad temprana se había convertido en un problema grave después de la reciente comprobación anual del equipo de vacunación, cuando las boquillas de pulverización se habían cambiado, pero no se habían revisado después. Después de ello, nadie se había dado cuenta de que los pollitos estaban empapados y su temperatura corporal había bajado demasiado. A pesar de las ruidosas protestas de los pollitos, el cambio dramático en la viabilidad había sido una sorpresa.

El gerente de la incubadora se dio cuenta de que todos habían estado tan ocupados siguiendo los protocolos de la forma más precisa y eficiente posible que habían olvidado la otra regla de oro, mirar, oler y escuchar, tomando medidas inmediatas si se ve, se huele o se oye algo anormal.

Una semana después recibí un breve mensaje y una foto de unos pollitos felices en la granja: “un problema resuelto”, decía.

DRA. MARLEEN BOERJAN

 

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