«La única salida a la avicultura argentina es ir por el mercado internacional».
El sector avícola argentino acaba de celebrar este fin de agosto un encuentro, en Rosario, de toda la avicultura de carne. Con el consumo interno en sus máximo y un escenario global muy favorable, la industria se enfrenta el desafío de una transformación. «La única salida de este país es ir por el mercado internacional», aseguró el conferenciante Mario Penz.
La industria productora de pollos de la Argentina está en fase de cambios. Con un mercado doméstico prácticamente saturado y un escenario internacional en condiciones inmejorables por la crisis sanitaria en China (derivada de la peste porcina africana ), el desafío es lograr dar el salto exportador, pero asentado sobre bases sólidas que sumen, a la eficiencia en el desempeño, que fue la meta de los últimos años, la «eficiencia económica, la bioseguridad, la salud animal, el índice de mortalidad y la optimización de la conversión alimentaria».
En los últimos cuatro años Argentina creció apenas un 5 por ciento en la producción de pollos. Medido en volumen, de 2,08 a 2,18 millones de toneladas, cuando países como Tailandia, Unión Europea o Rusia, alcanzaron niveles de crecimiento del 21 por ciento, 15 por ciento y 13 por ciento respectivamente. «En Argentina se están perdiendo mercados», alertó Antonio Mario Penz, director global para cuentas estratégicas de Cargill Nutrición Animal, en el marco del 1º Simposio Provimi, la compañía del grupo dedicada a la producción de alimentos para aves, cerdos y bovinos.
La compañía reunió en Rosario al 85 por ciento de las empresas argentinas productoras de pollos en el primer simposio Provimi, un encuentro en el cual analizó tendencias de mercado y tecnologías para la eficiencia en la cadena de la producción avícola, con la consigna de «promover la salud de los negocios», detallaron los organizadores.
Nunca se había visto un cambio tan brutal en el mercado mundial de la proteína animal
Y el primer disparador surgió con la pregunta que realizó Cirinei Miotti, líder de la división pollos de Provimi para Latam Sur. «¿Estamos preparados para aprovechar esta coyuntura? Porque es una transición jamás vista en el mercado mundial de proteínas», planteó el ejecutivo poniendo como puntal a la crisis sanitaria que vive China por la peste porcina africana, que según estimaron los ejecutivos de Cargill provocaría una caída de más de un 40 por ciento de la producción de ese país.
«Es una oportunidad muy grande para nuestras empresas, ya que China producirá 16 millones de toneladas menos cada año, que se suplirá en parte con carne de pescado y en segundo lugar con la importación de pollos», agregó Miotti y destacó que la oferta para abastecer a ese mercado puede venir de Brasil, en menor medida de Europa, pero también «Argentina puede tener un papel muy importante», dijo.
Sin embargo, esa ventana de oportunidad requiere otro posicionamiento del país, cuya matriz de producción está conformada por empresas familiares de distinto tamaño y escala de producción y poco desarrollo asociativo.
Penz destacó que, en países de la Unión Europea como Polonia o Ucrania la bioseguridad es un hecho; en Rusia —que pasó de ser país importador a exportador— este tema está muy desarrollado; Tailandia tiene mataderos con estándares de calidad similares al mejor sanatorio del mundo. En cambio, «en Argentina estamos perdiendo mercados», advirtió.
Y para eso llamó a enfocarse en cuestiones clave como «la conversión alimentaria», que según dijo Penz fue cayendo desde el año 1995 a la actualidad. «En 2019 se necesita un 20 por ciento más de maíz para hacer el mismo kilaje de pollo», aseguró.
Un dato no menor teniendo en cuenta que el mercado mundial del grano está muy volátil, pero con la presencia de China como gran traccionador. «Hoy China viene creciendo en consumo de maíz un 9 por ciento por año y en 4 años deberían pasar de consumir 15 millones de toneladas a 40 millones», aseguró Sean Hyland, gerente de producto línea maíz y sorgo de Cargill para Sudamérica.
La integración de datos, imprescindible en la avicultura moderna
Por otra parte, Penz llamó a atender el «control de calidad de nutrientes» de la producción y llamó a los empresarios a realizar «nutrición de precisión», mirando con atención a su proveedor de alimentos (maíz), así como avanzar en el uso de la tecnología a través de «la integración de datos», que permitan en tiempo real contar con información sobre producción, faena y mercado.
Además, planteó como una necesidad avanzar en el control de la producción de alimentos; en galpones con ambientes controlados, en la inteligencia artificial aplicada al manejo; a un sistema de monitoreo en tiempo real y finalmente a desarrollos de productos con valor agregado. Pero también llamó a poner una mirada más detallada sobre el negocio. «En Argentina en un día el dólar pasó de 45 a 60 pesos ¿usamos la misma fórmula?», indagó Penz a los asistentes.
Exportación y nueva demanda. Claramente, tanto Penz como el resto de los directivos de Provimi plantearon que exige una nueva estrategia, no sólo puertas adentro sino desde una perspectiva del negocio, que ponga el foco en la exportación, pero con una estrategia de largo plazo. Pero además, atendiendo las nuevas exigencias de los consumidores. «Quiere cosas distintas y sin uso de antibióticos. Ese es el gran desafío», planteó Miotti.
«Debido a las proyecciones de impacto económico y en salud pública que la crisis de resistencia microbiana impone, el escenario global es de restricciones cada vez más severas al uso de antimicrobianos en la producción animal», dijo Marcelo Dalmagro, gerente de tecnologías de avicultura para Cargill Animal Nutrition Latam Sur (ver aparte).
Además de la sanidad, será clave revertir la estrategia empresarial. «En estos años la producción creció más de lo que el mercado pudo recibir y el precio fue regulando a la baja», planteó Pablo Nudelman, gerente de cuentas clave Agentina de Provimi.
«Es difícil que la Argentina pueda consumir más porque ya estamos en torno a 42 kilos por habitante por año».
El referente de la compañía dio cuenta de un mercado doméstico saturado en materia de consumo. «Si nos comparamos con países que son altamente consumidores de carne de pollo estamos muy cerca, no podemos crecer mucho», dijo y precisó que «es difícil que la Argentina pueda consumir más porque ya estamos en torno a 42 kilos por habitante por año». Además, «el hecho de que la carne vacuna tenga ahora un mayor desarrollo en el mercado externo le da un poco de respiro para defender el precio de la carne de pollo, pero no mucho más que eso», dijo.
Frente a eso, «la realidad es que las empresas no pueden producir más si no exportan, porque la oferta del mercado interno hace que el precio toque techo de una manera muy pronta», puntualizó Nudelman.
Para Penz, «no hay que tener la ilusión de que va a aumentar el consumo de carne de pollo en Argentina. Puede ocurrir pero otras carnes perderán», dijo. «Tengo un estudio que indica que Agentina, Brasil y Estados Unidos comemos más de 100 kilos de carne (proteína de origen animal) por persona. No entra más. Si no cambiamos el chip nos vamos a quedar peleando dentro de un mercado saturado, desagregando valor».
Penz insistió también en la necesidad de mirar de otra forma el negocio. «Argentina tiene un ADN de producción agropecuaria muy particular, tiene granos y la forma más inteligente de transformar su valor pasa por la integración animal», dijo el especialista y comparó la similitud con Brasil en ese sentido. «Nosotros por tener lo que tenemos, debemos ser los Bill Gates y Steve Jobs del negocio», planteó.
Argentina debe poner el foco en los 8.000 M del globo y no tanto en los 40 M de Argentinos
Sin embargo, el planteo inicial sobre la actividad entre ambos socios del Mercosur es radicalmente distinta. Mientras en la Argentina el mercado avícola está conformado esencialmente por empresas familiares con distinto tamaño y volumen de producción, pero dedicadas mayoritariamente al mercado interno, en Brasil desde los años 70 se decidió encarar de otra forma la producción avícola, y por eso hoy el país es uno de los grandes jugadores de la exportación.
«Brasil desde el comienzo, a fines de los 70 tomó una decisión muy clara de exportar y su ADN o chip fue cambiado para la exportación», dijo Penz y confirmó que tienen presencia en más de 150 países.
En cambio, «la industria argentina trabajó distinto, mirando mucho al mercado interno», dijo y aclaró que si bien no está en contra de esa estrategia, sí planteó que es limitada. «Mirar un mercado interno en un país con un poco más de 40 millones de habitantes y un mundo de más de 8.000 millones, donde hay producción de granos al lado de la planta de alimentos, y con la capacidad de los recursos humanos y el tipo de productor innovador y pasional, es una estrategia que quizás se pueden dar los Estados Unidos que tienen 333 millones de ricos y lo consumen y lo que les sobra lo venden», planteó.
La crisis del porcino en Asia: una ventana de oportunidad sin precedentes históricos
A su juicio, hoy el país debería aprovechar lo que consideró una «situación inédita en la historia», generada por la caída de la producción de carnes de China, afectada por la peste porcina africana.
«En otros momentos tuvimos problemas de sanidad con la influenza aviar que nunca se terminó de resolver en México, estuvo presente en Chile, en Estados Unidos, pero eso representó una disminución de producción de 2 ó 3 por ciento, pero mi estimación es que con la peste la producción de China caerá casi 50 por ciento», dijo Penz y lo puso en contexto: «Si, por ejemplo, la producción de carne argentina cae un 50 por ciento lo hace para un mercado de 44 millones de habitantes, pero una caída de la producción de carne de cerdos para un país de 1.400 millones de personas es totalmente distinto», graficó para poner en contexto la necesidad que tendrá el país asiático de abastecerse no sólo de carne porcina sino de otras sustitutas entre las que se destaca el pollo.
Un país que lo tiene todo para producir pollo para todo el mundo
«En la Argentina tiene todo el potencial: materias primas, superficie y gente», destacó Nudelman. En ese sentido consideró que esas son las fortalezas de la cadena de producción avícola del país. Pero también reconoció que en la actual coyuntura, «el principal punto en contra es la dificultad de la financiación».
Según planteó Nudelman «sumar tecnología en la producción avícola está siendo muy complicado porque la tasa de interés impide la posibilidad de invertir y es un negocio si bien tiene espacio para seguir agregando valor, hoy es más un mercado más de commoditie que un mercado general de valor agregado», dijo.
En ese sentido «es complicado porque la rentabilidad es baja, los intereses son altos, la accesibilidad al crédito tampoco es tan fácil», planteó y justificó la convocatoria de Provimi a la cadena productora con la intención de «tratar de ayudar y acompañar a nuestra gente dedicada a la producción a salir de este momento», agregó.
Las variaciones de divisas y costes materias primas, amenazas más importantres que la falta de demanda
En ese sentido, Hayland llamó a estar muy atentos a la evolución del mercado de maíz, principal insumo del sector. «Los mercados tienen movimientos más oscilantes pero más cortos» destacó Hyland. «Los productores hoy son los que tiene el poder real, porque se profesionalizaron y manejan la venta, eligiendo el momento y el mercado al que le venden, según el precio que les resulte favorable», dijo. Señaló que la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la peste porcina africana, el Brexit; las interrupciones en las cadenas de suministro; el impacto del costo de flete; la reducción de sulfuro en un 80 por ciento en la navegación marítima (incremento en los fletes marítimos del 15 al 20 por ciento a Asia); las inundaciones y continuas lluvias en EEUU que afectaron la siembra de maíz, con un atraso de 60 días); y por la incertidumbre política argentina, son «elementos disruptivos» en el mercado.
Pero sí se animó a alertar a los productores avícolas presentes: «Observen el comportamiento de Chicago y cuando el maíz alcance los USD 350, tomen coberturas».
La gran pregunta que sobrevoló el simposio fue ¿cómo lograr que la Argentina de ese salto?
Para Nudelman desde el punto de vista público «es necesario que haya una decisión política donde la Argentina como Nación se reconvierta para mirar al mercado exportador con una decisión firme y un plan«, dijo, «promoviendo el valor agregado» con herramientas que faciliten la financiación para invertir.
En tanto, al interior de cada empresa, Penz aconsejó afianzar las alianzas estratégicas y el cooperativismo para ganar volumen. «Tenemos que asociarnos de verdad. Si el mercado demanda 180 mil pollos y yo tengo 80 mil y otro tiene lo mismo debemos poder salir juntos a atender ese mercado, en lugar de ocuparnos de competir con el vecino», aconsejó Penz.
Por Sandra Cicaré, LA CAPITAL
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