Un trabajo publicado recientemente en el Journal of Animal Science puede ayudar a comprender mejor como los productos microbianos y los probióticos afectan a la salud de las aves. Los investigadores de la North Carolina State University y del Chung Jen College of Nursing, Health Sciences & Management, en Taiwan, han llevado a cabo un estudio para investigar los efectos de los productos microbianos ingeridos directamente –DFM- sobre el metabolismo de la energía en diferentes tejidos de los broilers.
Los investigadores intentaron averiguar como el hecho de consumir productos microbianos y probióticos podría cambiar el empleo de la energía y la función inmunitaria de las aves. En general, ambas cosas se emplean para mejorar la salud del ganado, pero en la actualidad no se conoce demasiado bien la forma en que actúan, por lo que sus hallazgos podrían tener implicaciones a largo plazo, dada la actual presión existente para abandonar el uso subterapéutico de los antibióticos.
“Los DFM no son un sustituto directo para los antibióticos subterapéuticos pero constituyen una oportunidad a través de un mecanismo diferente”, declara Matthew Koci, coautor del estudio y profesor asistente en el departamento de Ciencia Avícola en la North Carolina State University. En el estudio se asignaron dos dietas diferentes a 192 pollitos recién nacidos, una de ellas un pienso de arranque estándar y la otra un control con DFM. Después, a 7, 14 y 21 días de edad, los investigadores inyectaron a 12 pollitos de cada grupo con células de sangre roja de oveja, lo que representó un “desafío” para los sistemas inmunes de los mismos pero sin causarles enfermedad. Según Koci, “teníamos que dar al sistema inmune algo para reaccionar y no queríamos cambiar el metabolismo con una enfermedad”.
Los investigadores midieron diversos parámetros, incluyendo el peso corporal, el gasto de energía de todo el cuerpo, el ritmo de respiración de los tejidos y metabolismo de la energía. En un período de 28 días no observaron ninguna diferencia en el peso corporal o en la eficiencia alimenticia entre los broilers alimentados con la dieta standard o con la DFM. Pero, aunque no había diferencias en
las respuestas corporales, si había otras diferencias, viéndose, por ejemplo, que los broilers alimentados con la dieta DFM habían experimentado un descenso de la respiración del tejido intestinal, un incremento de la respiración en el timo y en la respuesta inmunitaria,
un aumento en el consumo de ATP y algunos cambios en las citoquinas del intestino.
Por otra parte, Koci cree que puede haber algo más pues, según su teoría, la interacción entre las especies de DFM y las células intestinales produce un cambio en el consumo de energía en el intestino delgado, lo que conduce a un aumento de la energía disponible para el sistema inmunitario. Los resultados de esta experiencia son los primeros que indican que los DFM conducen a un aumento del
gasto de energía por el sistema inmunitario.
A través de algunos mecanismos desconocidos, los broilers alimentados con la dieta microbiana pueden tener una respuesta más rápida, -aunque no mejor- en su sistema inmunitario. La dieta DFM no promociona el crecimiento pero bajo condiciones de estrés por enfermedad, las aves serían capaces de recuperar su aumento de peso óptimo en menos días que las aves que no la reciben. Según advierte Koci, los productores individuales pueden ver diferentes resultados del uso de microbianos en la dieta, dependiendo del sistema de producción. También hace notar que no se han estudiado todos los tejidos, por lo que podría haber una energía dirigida hacia otros tejidos que no se han tenido en cuenta.
En el futuro, los investigadores esperan estudiar que mecanismo o producto microbiano es directamente responsable de las respuestas inmunitarias, “esperando poder analizar los efectos fisiológicos y seguirles la pista hasta que nos señalen la pista a seguir”, dice Koci.
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