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Recuerdan nuestros lectores que en el anterior número de febrero, al informar sobre la evolución de la influenza aviar – IA – en el mundo nos preguntáramos sobre por cuanto tiempo nos íbamos a poder librar de esta enfermedad en España?

Pues bien, la contestación ya la tenemos pues mientras aquel número de SELECCIONES AVÍCOLAS estaba en imprenta, a mediados de febrero la IA hacía nuevamente acto de presencia en España, primero con por medio de un ave silvestre – una cigüeña – en un humedal de Gerona, pocos días después en una granja de patos en la misma provincia y casi inmediatamente en otras varias granjas de palmípedas y de gallinas industriales del mismo entorno geográfico. El detalle, no hace al caso mostrarlo pues con la velocidad con que corren actualmente las noticias, por vía de Internet, tiene poca relevancia, al poder enterarse nuestros lectores, casi con total seguridad, de la evolución del problema antes de que este número llegue a sus manos.

La misma velocidad de información hace que, por otra parte, el habitual seguimiento que estamos haciendo habitualmente de la evolución de la enfermedad en todo el mundo este mes dejemos de hacerlo por su escasa relevancia en comparación con el problema, o “problemón”, que ya tenemos ahora entre nosotros. Y para ello nos basamos, también, en otro detalle: el resumen emitido el 24 de febrero por INPROVO, en su habitual boletín de noticias, sobre la aparición de los citados brotes en Gerona, que nosotros reproducimos íntegramente en la sección del huevo de este número.

Así las cosas, en el momento de redactar estas líneas y dejando aparte la situación en otras partes del mundo o incluso en nuestro continente –en el cual, desde el comienzo del problema, el pasado octubre, hasta comienzos de marzo ya llevamos contabilizados cerca de 1.000 casos – la situación en nuestro país es la siguiente:

  • Los brotes de IA de Gerona, de alta patogenicidad – IAAP –, con el subtipo H56N8, se hallan controlados por medio del seguimiento y las medidas de cuarentena e inmovilización tomadas por el DARP – Departamento de Agricultura de la Generalitat de Cataluña -, con el apoyo del CESAC – Centro de Sanidad Avícola de Cataluña y Aragón -, aunque el Laboratorio Central Veterinario de referencia sea el de Algete, en Madrid.
  • Las pérdidas en las granjas afectadas directamente provienen no solo de las bajas debidas a la enfermedad en sí, en principio ya bastante elevadas, sino también de las que se ven forzadas a sacrificar, por eutanasia, como primera medida oficial destinada a atajar el foco y por la pérdida de la producción en las semanas subsiguientes, antes de poder reiniciar la misma.
  • De momento – al escribir estas líneas – no está claro lo que cobrarán, y cuando, las granjas afectadas por las aves muertas y las sacrificadas, como indemnización “oficial” del seguro, pero atención: ver la nota de ENESA que publicamos en el número anterior.

Pero todo ello no es nada – y que nos perdonen los propietarios de las granjas de patos hasta ahora afectadas – en comparación con lo que puede venir, tanto por la posibilidad de extenderse aun más el problema, a otras partes de la geografía española, como por las restricciones que pueden haber para nuestro comercio exterior, en primer lugar para los productos avícolas procedentes de las zonas afectadas e incluso a todas nuestras fronteras si el problema adquiriese una envergadura nacional. El comentario que hace INPROVO sobre ello creemos que es muy acertado, e incluso su recordatorio de que la demanda de productos, avícolas españoles por parte de otros países está en un momento muy dinámico, precisamente por haber pocos proveedores alternativos en otros países europeos que estén libres de IA.

Y una obvia última nota de atención por parte nuestra: como toda precaución es poca frente a la IA, extremar las medidas de bioseguridad, como bien recomienda el MAPAMA en sus comunicados.

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