El sector avícola argentino continúa con una sobreoferta en la producción de carne de pollo, sin conseguir un equilibrio entre el consumo interno y las necesidades del mercado exportador. La situación crítica se ha desembocado en la decisión de recortar un 12% la producción del pollo y a anticipar vacaciones a sus empleados a partir del septiembre.

La medida fue anunciada por el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, que agrupa a la industria productora de pollos. Pese a la crisis que afronta la actividad, el directivo confía en que habrá una recuperación del consumo en los próximos meses.

La sobreoferta afecta a más del 60 por ciento de las empresas, que hoy están comercializando el kilo de pollo por debajo del precio que, según indican, permitiría cubrir su ecuación de costes.

«El sector debería vender el kilo de pollo a 24 pesos más IVA a salida de fábrica, y hoy estamos en 19,50 o 20 pesos más IVA en el mejor de los casos», especificó Domenech.

El directivo reconoció que hay industrias que han desarmado líneas de producción para reducir la oferta. De hecho, contra una producción de 2,12 millones de toneladas logradas en 2016 para este año el sector cerraría con un volumen de 2,02 millones de toneladas. Según él, van a estar en unas 100.000 toneladas menos.

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Algunas empresas ya recortaron la producción y han encontrado cierto equilibrio, mientras que otras lo están empezando ahora, y en ese marco se inscribe el plan de anticipar vacaciones al personal. Según Domenech, el sector está muy complicado y hay empresas con muchas dificultades. “Se han anticipado vacaciones y en los próximos 60 días se van a dar más movimientos de este tipo. Lo que debería empezar en noviembre-diciembre se va a dar en los próximos 15 o 20 días», precisó.

El directivo del Cepa considera que es imprescindible reducir la oferta un 12% y tratar de evitar la guerra de precios. Según él, “se toma conciencia de la necesidad de reducir producción o varias empresas terminarán cerrando”.

La última mejora en el tipo de cambio podría darles más competitividad a las exportaciones. Según indican los datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), en el primer semestre de 2017 las exportaciones de pollo (carne fresca y subproductos) se ubicaron en 106.433 toneladas, un 2% menos respecto al mismo período del año pasado.

El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), por su parte, ha afirmado que el sector de producción avícola es el que “peor está”. “El 60% de las empresas está al borde de la quiebra, sobre todo las más chicas. Reconocemos que hay una superpoblación del mercado interno, están vendiendo el cajón de 21 kilos al precio de costo o menos, pero estamos evaluando qué va a pasar con este gobierno, muchas empresas dejaron de hacer los aportes a la obra social”, explicó el directivo provincial de STIA, Martín Giordano.

De acuerdo con las estadísticas sectoriales, de 38 empresas avícolas que operan en Argentina, 12 concentran el 60 por ciento de la producción y de éstas, 10 exportan, pero ante las actuales condiciones han dejado de vender al exterior.

Domenech señaló que hubo un «mal precio en el mercado interno», y lo mismo pasó con la exportación por el dólar atrasado. Ante ese escenario, se optó por “perder plata con la exportación».

Según él, el problema fundamental es el atraso en el tipo de cambio. Los avicultores, por su parte, señalan como variables que impiden mejorar la competitividad a la energía eléctrica, los costos laborales y logísticos, y la falta de créditos.

El año cerraría con un volumen de exportación de 220.000 a 225.000 toneladas. Cabe recordar que en 2016 se habían distribuido 214.797 toneladas, un 12% menos que el año anterior.

 

Fuente: LA NACIÓN y elaboración propia

 

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