Patogénesis de las infecciones en huevos por salmonela e implementación de medidas preventivas (y II)
PROGRAMAS DE MONITOREO Y CONTROL
Los programas de monitoreo son de suma importancia en una estrategia global de control de la Salmonella, ya que evalúan la prevalencia de las manadas infectados – o incluso la prevalencia dentro de ellas, dependiendo del método utilizado – y detectan cambios en la misma, así como la distribución del serotipo, la propagación clonal, etc. También se pueden utilizar para evaluar la eficacia de los métodos de control de los programas.
Las pruebas periódicas con métodos de detección bacteriológica son lo más utilizado, pero los métodos serológicos también pueden ser de valor. Los métodos de prueba bacteriológicas a menudo se basan en la excreción de Salmonella y, por lo tanto, tienen problemas inherentes con la sensibilidad porque las aves infectados liberan Salmonella intermitentemente. Esto se puede superar en parte mediante el uso de muestras fecales mixtas para que se analice el material fecal de muchos animales. Sin embargo, la prevalencia dentro de la manada también puede ser baja y, si sólo un número bajo de aves liberan Salmonella, es muy probable que este método a menudo no detecte estas infecciones.
En su mayoría, si se analiza una serie de muestras y una de ellas es positiva, toda la manada se considera como tal. Por lo tanto, esta positividad no está dando información sobre el número real de animales infectados y el nivel de colonización en ellos. Los métodos analíticos utilizados para detectar la Salmonella se basan en el enriquecimiento de las muestras para ello y la colocación en placas del material enriquecido con diferentes medios selectivos, a menudo seguidos de la identificación del serotipo.
La frecuencia del muestreo depende del tipo de ave – reproductores, ponedoras o broilers – y de la etapa de producción – por ejemplo, pollitas frente a ponedoras -. A menudo, la frecuencia es mayor para los reproductores que para las ponedoras, porque aquellos pueden contaminar toda la cadena de producción por transmisión vertical. Por ejemplo, en virtud de la legislación de la UE – 2160/2003 -, el muestreo y la detección de todos los serotipos de Salmonella de importancia para la pública deben realizarse de acuerdo con los siguientes esquemas:
a) en reproductores: a un día de edad, a 4 semanas, 2 semanas antes de su traslado a la nave de puesta y cada 2 semanas durante la misma,
b) en gallinas ponedoras: a un día de edad, 2 semanas antes de du traslado a la nave de puesta y cada 15 semanas durante la misma;
c) en broilers: antes de su envío al matadero.
Además de la detección bacteriológica, también se pueden utilizar respuestas de anticuerpos en suero para controlar el estado de Salmonella de las manadas. Las pruebas de detección de anticuerpos están disponibles en ELISA y normalmente detectan o bien los antígenos O – LPS – como los H – flagelina -.
Mientras que los métodos de detección bacteriológica tienen una mayor probabilidad de detectar animales positivos en un período precoz post infección, a causa de una mayor excreción, las pruebas serológicas pueden hacerlo durante mucho tiempo después de la misma y no detectar anticuerpos en el aquel momento debido a la dinámica de la producción de anticuerpos después de la infección. Sin embargo, no todos los animales generan una respuesta eficaz de anticuerpos, y también aquí el número de muestras a tomar no es fácil de calcular pues depende del mínimo real que se detecte dentro de la prevalencia de la manada y de la exactitud definida de antemano. Ambos métodos tienen ventajas y desventajas.
Aunque existen herramientas de control para reducir la colonización de la Salmonella, es necesario que exista una estrategia general sobre los métodos de control que se utilizarán y definir las instalaciones en las que es necesario aplicar medidas específicas, pero también sobre las consecuencias reales de encontrar muestras positivas de Salmonella.
Por ejemplo, para las manadas de reproductores esto puede significar que las gallinas necesitan ser erradicadas cuando se detecten ciertos serotipos de Salmonella. Para ponedoras y broilers el hallazgo de ciertos serotipos podría implicar que los huevos o la carne tienen que ser tratados de una manera que mate las bacterias antes de comercializar el alimento. Por ejemplo, en la UE – Reglamento 2160/2003 – en caso de infección por Salmonella Enteritidis o Typhimurium en manadas de reproductoras, los huevos para incubar deben destruirse o utilizarse para el consumo humano tras el tratamiento de manera que se garantice la eliminación de la bacteria y todas las aves de las mismas deben ser sacrificadas o destruidas, e incluso los pollitos recién nacidos. Los huevos de estas aves que todavía están presentes en la granja también tienen que ser destruidos o tratados como antes se ha indicado.
Y otro requisito específico es que los huevos no deben utilizarse para el consumo humano, como frescos, a menos que procedan de una manada comercial de ponedoras sujeto a un programa nacional de control. Además, los huevos procedentes de manadas con un estado de salud desconocido, sospechosos de estar infectados o de manadas infectadas sólo se utilizan para el consumo humano si se tratan de una forma tal que garantice la eliminación de todos los serotipos de Salmonella con importancia para la salud pública. El uso de métodos de control en las granjas se puede hacer obligatorio, dependiendo del estado de Salmonella de las manadas, o incluso del de las manadas en una región.
VACUNACIÓN PARA REDUCIR LA SALMONELA
Se han producido muchas vacunas experimentales para las aves, y también hay una variedad de las comerciales disponibles en el mercado, vivas e inactivadas. Las vacunas vivas actualmente disponibles son producidas por mutagénesis química o son seleccionadas en medios de cultivo como mutantes naturales de crecimiento lento – mutantes de deriva metabólica -.
En general, se cree que las vacunas vivas inducen una mejor protección porque estimulan tanto las respuestas mediadas por células como las respuestas de anticuerpos, mientras que las vacunas inactivadas inducen principalmente la producción de anticuerpos, pero ambos métodos están en uso, por separado o en combinación en los planes de vacunación.
Los esquemas de vacunación de dosis triple son comunes para las ponedoras y los reproductores y también las combinaciones de vacunas vivas e inactivadas. Las vacunas vivas se administran principalmente en el agua de bebida o utilizando un aerosol grueso, mientras que las inactivadas deben administrarse por vía parenteral.
Las vacunas autólogas se utilizan en algunos países, consistiendo en matar una cepa aislada de la manada en donde se administran. Se ha demostrado que se produce una protección cruzada, pero se cree que la existente entre el intra-serotipo y el intra-serogrupo es más pronunciada. Por ejemplo, Eeckhaut y col. – 2019 – demostraron que las vacunas vivas contra S. enteritidis reducen significativamente la colonización por S. Infantis en ponedoras.
Las vacunas se han utilizado ampliamente en gallinas ponedoras y deberían:
a) Reducir o prevenir la colonización intestinal, originando una reducción del desprendimiento fecal y, por lo tanto, la contaminación por la cáscara de huevo.
b) Prevenir la infección sistémica a causa de una disminución de la colonización de los tejidos reproductores, reduciendo así la contaminación interna del huevo.
Las vacunas inactivadas se utilizan a menudo en manadas de reproductores. Su administración parenteral contra Salmonella a aves reproductoras inducirá una fuerte producción de anticuerpos, que serán transferidos a la progenie. Los anticuerpos transferidos maternamente persisten durante unas semanas, pero, aunque parece haber algún efecto protector contra la enfermedad después del nacimiento, éste es pequeño sobre la colonización intestinal por otras cepas – MMethner y Steinbach, 1997; Methner y col., 1994 –
Existe un informe sobre la eficacia de las vacunas inactivadas en la prevención de la contaminación por el huevo – Woodward y col., 2002 -. Gantois y col. – 2006 – han demostrado que la vacunación oral con vacunas vivas en el primer día y a las 4 y 16 semanas ha reducido la colonización interna de los órganos, incluida la del tracto reproductor, así como y la contaminación del huevo.
Aunque es muy difícil probar la reducción de la contaminación por el huevo tras la vacunación en condiciones de campo debido a la baja y variable proporción de huevos contaminados, un estudio de referencia europeo mostró que las manadas de ponedoras vacunadas estaban menos contaminadas por Salmonella que las no vacunadas – el 4 % contra el 12 %-. En teoría, una cepa de vacuna viva ideal debe poseer las siguientes características – Van Immerseel y col., 2005 -:
- Inducir un alto grado de protección contra la infección sistémica e intestinal.
- Proteger contra una variedad de serovares importantes – serogrupos -.
- Mostrar una atenuación adecuada para las aves domésticas, otras especies animales, los humanos y el medio ambiente.
- Ser fácil de administrar sin problemas de bienestar animal.
- Las inactivadas y vivas no deben afectar al crecimiento del animal.
- Las cepas de vacunas no deben ser resistentes a los antibióticos – o contener genes resistentes -.
- Tener marcadores que faciliten la diferenciación de las cepas de tipo silvestre de Salmonella.
- Su aplicación no debe interferir con los métodos de detección de Salmonella.
- La respuesta de anticuerpos humorales después de la vacunación debe distinguirse de una Salmonella de tipo salvaje para permitir el uso de métodos de detección serológica.
Múltiples grupos científicos han indicado el fenómeno de que la administración oral de Salmonella de tipo silvestre y cepas atenuadas puede conferir resistencia a la exposición ante la infección por una cepa de Salmonella virulenta dentro de las 24 horas de administración. Este fenómeno, similar a la «exclusión competitiva», se denomina colonización-inhibición.
Esto sugiere que podría ser posible administrar cepas vivas de la vacuna contra Salmonella a los pollitos recién nacidos de tal manera que colonizarían el intestino de una forma extensiva y muy rápida, induciendo una profunda resistencia a la colonización por otras cepas de Salmonella de importancia epidemiológica, que pueden estar presentes en la nave o también en la incubadora – Van Immerseel y col., 2005 -. La colonización del intestino por las cepas de colonización-inhibición evitaría la colonización intestinal por cepas virulentas, mientras que la invasión en el tejido intestinal evocaría una respuesta inflamatoria que podría prevenir la invasión de los órganos internos por cepas virulentas. Esto significa que las vacunas vivas también se pueden utilizar en los pollos de engorde para controlar la colonización intestinal y el desprendimiento. Un problema es administrar las cepas tan pronto como sea posible después del nacimiento ya que no sería ideal utilizando el agua de bebida, pero se podría hacer mediante aerosoles gruesos – De Cort y col., 2014 -.
Es difícil especular sobre la naturaleza de las vacunas futuras, pero existen buenos métodos para diseñar racionalmente vacunas vivas que tengan mutaciones definidas para que los métodos de detección y los aspectos de seguridad estén muy controlados. Sin embargo, se trata de organismos modificados genéticamente y su uso todavía está en debate, aunque algunos ya están comercializados. Muchos grupos de investigación han diseñado vacunas vivas modificadas genéticamente con un muy buen perfil de seguridad y eficacia, y con marcadores que están diferenciando las cepas y la respuesta serológica de las de tipo silvestre y sus respuestas séricas, respectivamente. En relación con los fenotipos emergentes y la variedad de fenotipos de Salmonella en aves de engorde, el desarrollo de vacunas contra otros serotipos puede convertirse en una necesidad, pero el proceso de registro es largo, obstaculizando el desarrollo de estas vacunas.
Para terminar, hay que mencionar que, además de las vacunas, hay otros métodos disponibles y se necesita enfocar múltiples obstáculos. La bioseguridad es crucial y es evidente que el control de roedores e insectos y las medidas generales de higiene y bioseguridad son un requisito previo para mantener la Salmonella fuera de las granjas, pudiendo contar, además, con la utilización de diversos aditivos en el agua y el y pienso – ácidos orgánicos, butirato, prebióticos, probióticos y fitoquímicos, etc.-.
Aunque el pretender erradicar la Salmonella de las y el medio ambiente es una utopía, se debería intentar llegar a a unos niveles adecuados de protección, y por lo tanto baja prevalencia en las manadas, así como unos bajos niveles de colonización individual.
F. VAN IMMERSEEL Y R. DUCATELLE
31st Annual Australian Poultry Sci. Symp., Sydney, Feb. 2020
Para saber más:
-. Noticias sobre Salmonela en Avicultura
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