En el “país de las vacas”, ahora se come más pollo y cerdo

En la última década, el consumo de carne aviar en la Argentina aumentó en 17 kilos anuales por habitante y el de la porcina, otros 6. Juntos, por primera vez, estos cortes ya se venden más que los vacunos.

 

El pollo, una opción cada vez más presente en la dieta de los argentinos. (Foto: Silvana Boemo, diario Clarín)

Aunque su consumo resurgió recientemente, la tendencia de los últimos años es que la la carne vacuna viene perdiendo el lugar privilegiado que tradicionalmente tuvo en la mesa argentina.

Los registros del Ministerio de Agroindustria reflejan que actualmente , octubre 2017, cada argentino come en un año 11 kilos menos de carne vacuna que hace una década. Se pasó de 69 kilos anuales per cápita en 2007 a 58 en lo que va de este año. Si se recuerda que en 1980 el nivel era de 85 kilos y que en 1956 se había superado los 100, el derrumbe es claro.

En paralelo, desde 2007, el consumo de pollo saltó de 28,9 kilos anuales per cápita a 45,6 (sumó casi 17) y el de cerdo pasó de 7,9 a 13,8 (casi 6 más).

Producto de estos cambios, el consumo de pollo y cerdo ya suman unos 59,4 kilos anuales por habitante, contra los 58 de carne vacuna. Así, por primera vez en la historia, la carne vacuna pasó a ocupar menos de la mitad de la “parrilla” nacional. En fenómeno se detectó por primera vez en 2016, y este año se mantuvo.

Una pista sobre las causas de este fenómeno está en la evolución de los precios de cada alternativa, que perjudicó en especial a los cortes vacunos, volviendo relativamente más económica a su competencia.

Según registros del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, en los últimos cinco años el precio promedio del asado en Buenos Aires subió en pesos un 247%, frente a un 204% del pechito de cerdo y un 178% del pollo entero. En comparación con los precios de hace 10 años, en tanto, el asado se encareció un 1.483%, prácticamente el doble que el pollo entero (732%) y el pechito de cerdo (760%).

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