¿Quién es responsable en un caso de Toxiinfección alimentaria?
El juez del caso Grimaldi culpa al cocinero por una manipulación inadecuada
La intoxicación masiva a causa de unos bocadillos de tortilla elaborados en el bar Grimaldi, de Cádiz, durante los carnavales de 2016 afectó a más de cien clientes y una persona falleció, por complicaciones con otras patologías. Recientemente, el Juzgado de Instrucción número 2 de Cádiz ha dictado en un auto el sobreseimiento provisional contra el dueño del bar, y mantiene la acusación contra el cocinero.
La delegación de Salud de Cádiz achacó a la pésima manipulación y conservación del producto el brote masivo. Según el responsable, “la tortilla estaba altamente contaminada debido a su deficiente manipulación e higiene”.
Las pruebas también revelaron que dos de los manipuladores del establecimiento eran portadores de Salmonela Enteritidis, que es la misma cepa bacteriana que se encontró en las heces de todos los pacientes.
El delegado precisó que “eran portadores, pero no estaban contagiados”, con lo que, según sus análisis, fue una incorrecta elaboración del producto la que terminó por desencadenar ese elevado contagio.
El responsable del establecimiento estaba acusado de homicidio imprudente, lesiones imprudentes y delito contra salud pública. El auto exime de responsabilidad penal al propietario del bar porque considera que las causas que verdaderamente provocaron la intoxicación no fueron las condiciones higiénicas del local, sino la manipulación de los huevos y posterior conservación de las tortillas por parte del cocinero del bar. No obstante, en el auto, el Juzgado de Cádiz ha acordado que el dueño del bar asume la posición de responsable civil directo.
El juez ha dictado el sobreseimiento sobre el vendedor de los huevos con los que se elaboraron las tortillas, “teniendo en cuenta que la causa de la intoxicación masiva no fue el hecho de que hubiera huevos que salieran de la granja con salmonela, sino la manipulación incorrecta de los huevos por parte del cocinero, con incumplimientos de las medidas higiénicas y la no adecuada conservación de las tortillas una vez elaboradas, que originaron la puesta en el mercado de un producto perjudicial y nocivo para la salud”.
Señala que, según las pruebas testificales, “las condiciones de la granja eran buenas” y admite que “es posible que se venda un huevo contaminado, pero si se somete a temperatura y tiempo adecuado puede matarse la salmonela”.
En consecuencia, no se consideró como la causa determinante del brote, el contagio del huevo, recordando además que “todos los responsables de establecimientos en los que se vendieron huevos procedentes de la granja no sufrieron problema alguno”.
Fuente: INPROVO
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