Si, hace ya muchos años, Alemania nos sorprendía por su rápida recuperación económica después de haber quedado reducida a cenizas a consecuencia de la II Guerra Mundial o, en el sector avícola, por la concentración de varios centenares de miles de gallinas en una misma granja – entonces de jaula -, ahora, al compás de los nuevos aires que corren en relación con el bienestar animal y las tendencias en el consumo del ser humano, sigue sorprendiéndonos, entre otras muchas cosas, por sus sistemas de comercialización del huevo.