En un paradisíaco entorno natural de Añobre, una pequeña parroquia del municipio dezano de Vila de Cruces, se gestaba hace ahora un lustro una explotación avícola en torno a la Galiña de Mos. Detrás se encontraba un joven emprendedor, David Sueiro, capaz de innovar no solo con algunos de sus productos delicatesen, sino también de convertir a los huevos de sus gallinas ponedoras en los primeros de toda España que logran la certificación de huella ambiental calculada. Un referente de calidad recibido por su sostenibilidad y que hasta ahora solo atesoraba una firma holandesa en toda Europa, desde el pasado febrero.